domingo, 25 de febrero de 2007

Fantasma de Socopó

Este video muestra una aparición que se puede ver claramente al lado derecho, casi al final.




Sucedió en Socopó, estado Barinas, en una empresa que se llama Materiales Sánchez
Este es un video que fue captado por un celular. esto sucedio a finales del 2006 en la población de Socopo Estado Barinas Venezuela.

La niña de las peras, desde Canarias


En el barranco de Bajadoz, hay muchas leyendas y sucesos fantásticos, siendo una de ellas, la más famosa "La Niña de las Peras". A principios del siglo XX, una niña fue ordenada por sus padres a buscar algunas peras, ya que en el barranco proliferaban estos frutos. Supuestamente se quedó dormida en uno de los perales, siendo despertada por un ser alto y luminoso, que la invitó a acompañarla. se introdujeron en una de las muchas cuevas de la zona, y entraron en un hermoso jardín, donde habló un par de horas con otros seres de similar aspecto que el anterior. Cuando por fin regresaba a su hogar, se dio cuenta de que todo había cambiado, cosa lógica ya que habían pasado veinte años desde que su partida a buscar peras. Siendo éste uno de los muchos encuentros con seres supuestamente habitan en grutas por todo el valle de Güimar, en Tenerife.

Hay gente que dice que la "niña de las peras" sigue viva en su misma residencia, pero que no quiere que se la reconozca. La denuncia de su desaparición fue destruida transcurrido el tiempo establecido por la Ley.

sábado, 17 de febrero de 2007

El Silbón

El Sílbón es un espanto de lo llanos venezolanos. Los que lo han visto, (y sobrevivido) cuentan que es un hombre desproporcionado anatómicamente, muy alto y delgado, que mide como seis metros, y mientras se desplaza por encima de la copa de los árboles, emite un silbido que hiela la sangre.

La leyenda cuenta que es el ánima en pena de un hijo que fue muy mimado. Un día le dijo a su papá que quería comer entrañas de venado y su padre, solícito fue a cazar uno. Por su tardanza fue a buscar a su progenitor y al ver que no traía nada, mató su padre y le llevo las vísceras para que su madre las cocinara. Como éstas no se ablandaban, la madre sospechó que eran las "asaduras" de su conyuge. Y al preguntarle su hijo confesó la verdad.

Con un gran dolor lo maldijo "pa' to' la vida". Su hermano Juan lo persiguió con un "mandador", le sonó una tapara de ají picante y le regó las heridas con esta especie, y le azuzó el perro "Tureco" que hasta el fin del mundo lo perseguirá y le morderá los talones mientras carga en un saco los huesos de su padre.

El Silbón ataca a los hombres parranderos y borrachos, a los cuales chupa el ombligo para tomarles el aguardiente. Muchas de las leyendas explican que al llegar el silbón a una casa en las horas nocturnas, descarga el saco y cuenta uno a uno los huesos; si no hay quien pueda escucharlo, un miembro de la familia muere al amanecer.

Si sientes el silbido muy fuerte, es que está muy lejos, pero si es al revés, está justo detrás de ti. Para salvarse, hay que recordarle lo sucedido.

viernes, 16 de febrero de 2007

El Comegente


El 12 de febrero de 1999, un anónimo miembro de Defensa Civil atendía una corriente llamada de emergencia. Anotaba en su libreta el macabro reporte, donde dos muchachos hallaron huesos humanos en el área del Parque 12 de Febrero, aledaño al puente Libertador, diseñado por el famoso Gustave Eiffel, en las márgenes del río Torbes, entre las localidades de San Cristóbal y Táriba, en el estado Táchira.

La policía acudió de inmediato y aparte de los restos mencionados encontraron los de seis personas más y manos, pies y cabezas, en un horrible recuento que incluyó otros seis cádaveres a la lista. Lo que en un principio se pensó como un sitio de liberación de cadáveres por ajuste de cuentas, o quizá de alguna secta, se vino a confirmar poco a poco por reportes de personas desaparecidas en los meses de noviembre 1998 hasta enero del siguiente año, que esto no era obra sino de un asesino en serie, el primer caso de Venezuela.

En un rastreo por las zonas aledañas, en busca de más cuerpos, encontraron un rancho, habitado por un demente, y en la misma se encontraba una serie de objetos, ropas, libros, cuadernos, prendas y documentos que no pudo precisar su origen. El loco fue trasladado a la comisaría donde al ser interrogado el asombro fue general cuando sin remordimientos empezó a hablar.

Dorangel Vargas Gómez de 42 años, relató: "La carne de los hombres sabe mejor que la de las mujeres", ante la mirada atónita de los policías, que pronto pasó a susto: "Que la panza la cocinaba y se la comía, pero que le producía indigestión los pies, manos y cabezas por eso los botaba por ahí", Al "Comegente" le encantaba comer hombres, "estos son como más sabrosos. Las mujeres son dulces. Es como comer flores y te dejan el estomago flojo". Él explicó que los hombres delgados sabían mejor que las mujeres y que los sabores más agradables se conseguían en la zona del vientre.

"No me arrepiento de nada, como dice la iglesia, yo compartí mi pan con el prójimo y muchos me alabaron por el relleno de mis empanadas. Por necesidad me he metido en esta vaina. No me arrepiento, al contrario, me alegro porque me gusta la carne. Lo único que no me da apetito son las cabezas, manos y pies de los seres humanos pero me los comía en sopita cuando me daba hambre". Su lista llega más o menos a 40 personas.

Un show mediático se desató, en boca de todo el mundo estaba el nombre del "Comegente", incluso en los recuentos de personalidades influyentes de los diarios de ese año, salía entre los primeros. Se temía, cada vez que aparecía un resto, que un Copycat intentara probar la carne humana. Su modus operandi, era el siguiente: utilizaba un tubo de aluminio como cerbatana y se daba a la tarea de cazar a sus víctimas previa selección, trotadores, obreros, niños. Al no tener ninguna forma de refrigeración, mataba dos personas por semana.

Ya había sido capturado en una ocasión y pasado una temporada en un sanatorio mental en el año 1995 . Al parecer todo empezó con un ciudadano llamado Cruz Baltazar Moreno. Un día, el hombre no volvió más a su casa y apareció por los predios de Vargas. Sólo quedaron sus pies y sus manos, el resto fue parte del festín. Antonio López Guerrero, gran amigo del difunto, fue uno de los testigos que acusaron al Comegente quien fue llevado al Instituto de Rehabilitación Siquiátrica de Peribeca. Allí pasó dos años, después de los cuales fue devuelto a su puente porque "no representaba ningún peligro para la colectividad". El acusador, sería una de las nuevas víctimas del "Hannibal Lechter de los Andes" como también lo llamaron. Este hombre nacido en 1957 en el seno de una familia dedicada a la agricultura y que llegó sólo a sexto de primaria, cocinaba a sus víctimas con hierbas exóticas, según reconoció él mismo después de su captura.

Una poblada de vecinos se apostó en la comisaría y exigían que se lo llevaran para San Cristóbal, la capital del estado. Al antropófago, fue trasladado con suficiente escolta policial, para buscarle "alojamiento". Los presos de la Cárcel de Santa Ana al enterarse del asunto, protestaron, al igual que los enfermos mentales del Centro de Rehabilitación Mental de Peribeca que no estaban tan dementes. Esquizofrenia paranoide es lo que le diagnosticaron a este venezolano.

En una entrevista reciente para una revista, Vargas le dijo al periodista cómo era comer gente: "¿Usted ha comido... ha comido... peras? Bueno, igual. Claro que como gente. Cualquiera puede hacerlo pero hay que lavarla bien y condimentarla bastante para evitar el contagio de enfermedades... yo sólo me como las partes con músculos, particularmente los muslos y las pantorrillas. Con la lengua hago un guisado muy rico y los ojos los utilizo para hacer sopa".

Y ahí está, en una celda de la Dirección de Seguridad y Orden Público del Estado de Táchira. Fumando, y quizá imaginándose nuevas y más suculentas recetas.

jueves, 15 de febrero de 2007

El padre de mi amigo.

Hace algunos alos quedé en casa de un amigo de los scouts para ayudarlo con un problemita con su PC. Como se me hizo de noche me invitó a quedarme, ya que tenía una reunión con algunos de sus amigos.

Ya de madrugada todos dormían, yo tomaba fotografías al Cerro el Ávila, cuando siento una voz masculina que me dice "Vete de aquí, qué hacen en mi casa", yo le contesto, pues nada señor, nos vamos en la mañana, no se preocupe... y observo a un señor que se dirije a la cocina, muy rápidamente. Lo sigo, medio sorprendido, y no había nadie allí. Enciendo un cigarrillo y trato de mantenerme en calma.

Ya en la mañana, mi amigo pregunta con quién estaba hablando, y le describo al susodicho personaje. Gordo, muy alto, usaba tirantes, mediana calvicie, lentes. Me enseña una fotografía y claramente lo reconozco. Con ojos llorosos, me informa que tenía diez años muerto, y que precisamente, le dio un infarto en la cocina.